Cayendo

Una vez
Tuve mi propia montaña
Con musgo en las paredes y magia en el aire
Y una vista impresionante
Mi propio bosque
Escuchándome
Mostrándome sus caminos y senderos secretos
Verde, con profundos y durmientes amaneceres
Espinas que nunca cortaban
Mis pies y cara
Mi propio pino
Ofreciéndome asiento al atardecer
Pintando ventosas imágenes
Arabescos
De fortuna y eternidad
Demasiado grandes para encajar
Inclusive en el bolsillo de un niño
Ahora
Los arabescos están en el olvido
Quedaron solo para quemar agujeros
En mi blanco y fungible tapiz
Una vez
Tuve un mundo propio
Aun esta a ahí
Solo que
Fui yo quien desapareció